El argentino abría la puerta del fútbol profesional a un joven trabajador, que había batido todos los records posibles en las categorías inferiores del fútbol base. El estadio de La Romareda, sería el escenario donde iba a comenzar a escribir su gran historia como futbolista. Se trataba de un 29 de Octubre de 1994, fecha elegida por el destino para que Raúl, con el 17 a la espalda, debutase en primera división. Aquella tarde, pese a fallar varios goles, comenzó a demostrar su atrevimiento y descaro. Ese descaro que corroboró una semana mas tarde, realizando un encuentro brillante ante el Atlético de Madrid. Con aquella actuación, el delantero madrileño conseguía por primera vez sorprender al Santiago Bernabéu, ese santuario del fútbol que disfrutaría muchas tardes más de una clase digna de los más grandes y de una zurda prodigiosa.
Este fue el punto de partida de una dilatada y exitosa carrera que ha llevado a Raúl a ser una de las referencias del fútbol nacional e internacional. Caracterizado por el esfuerzo continuo y la dedicación plena, el eterno 7 blanco cuenta con un currículum envidiable. Vivo reflejo de los valores del madridismo, es y será siempre respetado y admirado por sus rivales. Consiguió siempre el aplauso y el cariño de la afición. El aplauso a la perseverancia de un Bernabéu, que supo reconocerle la entrega que puso cada vez que saltaba al campo. Humilde desde los inicios, amó el fútbol por encima de todo y cumplió el mayor sueño que jamás pudo imaginar. Convertirse en leyenda de unos de los clubes más importantes de la historia del deporte rey.
Intentó ser siempre fiel a los valores que le inculcó la casa blanca. Esa a la que llegó en Julio de 1992 siendo un chico normal, sencillo y trabajador. Gracias a esa sencillez, Raúl se hizo querer allá donde fue. Pese a ser criticado en infinidad de ocasiones, cerro la boca de todos sus detractores con acciones brillantes sobre el campo de batalla teñido de verde. Ese campo de batalla sobre el que hablaba el 7 blanco, y sobre el que mandó callar como solo él lo sabía hacer, a todos aquellos que utilizaron la crítica fácil para intentar desprestigiarlo. Marcando la diferencia frente al rival, sin esconderse en ningún momento y dejando claro por que siempre será recordado como el último gran capitán blanco, Raúl se fue convirtiendo poco a poco en uno de los delanteros más grandes que ha conocido el fútbol español.
Nunca le gustó lo fácil, por esa sencilla razón la palabra rendición jamás tuvo cavidad en su cabeza. En cada golpeo de balón, en cada jugada, en cada carrera y en cada desmarque, Raúl siempre entregó lo mejor de si mismo. Por todas estas cosas, consiguió ser el espejo en el que muchos niños se miraban, buscando un ídolo terrenal, lejos de las estrellas extranjeras que copaban nuestra liga. El “crack” español, supo asumir su rol cuando su rendimiento estuvo por debajo de lo esperado. Aun así, componía una nueva obra cada vez que el director de orquesta le daba la oportunidad de actuar. Sumaba como pocos, Remaba a contracorriente y luchó hasta último segundo, con la ilusión característica de ese chico espigado de 17 años que debutaba en la Romareda. Casualidades del destino. Raúl cerraría su círculo con la camiseta blanca en el mismo lugar de su debut. En esta ocasión si consiguió marcar, marchándose del campo como lo que siempre fue, un auténtico guerrero. Un guerrero herido y vencedor en la batalla, al que la afición blanca siempre recordará como su eterno capitán.
Tras una salida fría de la que siempre será su casa, exportó “la cuchara” a la cuenca del Ruhr recalando en la Bundesliga. Una nueva aventura para ese jugador ya experimentado, que buscaba nuevos retos y que gracias a esa ambición característica, continuó alargando su historia. En su nueva etapa, consiguió conquistar de nuevo a las más de 60.000 gargantas que cada tarde animaban al conjunto bávaro. De nuevo, una afición exigente con la que Raúl lidiaría de forma excelente hasta conseguir un final exitoso. Hizo soñar como el solo sabía hacer a miles de personas una vez mas, consiguiendo clasificar al Schalke 04 para unas semifinales de Champions League. Otra gesta más, otra gesta histórica que apuntar a las páginas del libro del siete eterno.
18 años de leyenda se merecían una despedida por todo lo alto. Un adiós digno de elogio la que ofreció la grada de Gelsenkirchen, a un futbolista que ha marcado una época en todo este tiempo. Engrandeciendo más aun la leyenda del siete titánico, “el que nunca hace nada”, un jugador sobresaliente, siempre se dejo la piel por la camiseta que defendió. Su raza y su casta le respaldan. Por todo ello, el Veltins Arena colgará a partir de ahora una camiseta con el 7 en su honor. El señor Raúl se marcha como llegó, siendo un futbolista inteligente, honrado, y amigo de la picaresca. Un joven ratón del área que ha evolucionado conforme crecía su leyenda hasta conseguir el calificativo de señor…Muchas gracias, el rey del fútbol…
Twitter: @Gabrihdez17
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